En las relaciones, siempre esta la manera de ver de la otra persona y nuestra manera que curiosamente siempre es la “correcta”. Nuestra naturaleza es querer Convencer, Condenar, Coaccionar y Controlar para que los demás piensen como nosotros pensamos. Esta tendencia natural nos lleva a fracturar más las relaciones. Entonces, ¿Qué podemos hacer para restaurar una relación?
Como personas, somos muy buenos para construir y mantener relaciones pero muy malos para restaurarlas cuando se fracturan. Nuestra tendencia intuitivamente es querer devolver mal por mal. Necesitamos cambiar nuestro pensamiento a: “VOY A ACERCARME, NO A DESQUITARME”
Restaurar o arreglar una relación rota requiere autoconciencia. Por eso decimos: “Padre celestial, creo que he hecho todo. No estoy consciente de ello, pero si hay algo más, quiero identificarlo y tomar mi responsabilidad por ello”.
Restaurar nuestras relaciones y hacer todo lo posible por estar en paz con todos es importante para poder estar bien con Dios. Para Él, es importante que tengamos una relación horizontal y no solo una relación vertical. Como seguidores de Jesús debemos dar el primer paso para reparar la relación, sin importar quién se alejó primero.
