Skip to main content

Persiguiendo zanahorias. Parte 4: Persiguiendo la aprobación.

Bien dice el refrán: ‘No soy monedita de oro para caerle bien a todos’. Pero la realidad es que muchos nos obsesionamos con lo que piensan o dicen los demás de nosotros. Nos volvemos vulnerables a las críticas y buscamos la aprobación y los halagos de los demás. ¿Qué pasaría si cambiáramos el enfoque y en lugar de preocuparnos por la aprobación de quienes nos rodean, nos concentráramos en agradar a Dios? ¿Qué sucedería si nos enfocáramos en lo que él piensa de nosotros y de nuestras acciones?