Ser verdaderamente rico se trata más de dar que de acumular; se trata de compartir lo que Dios ha puesto en nuestras manos y entender que fuimos bendecidos para bendecir a otros. Podemos marcar una diferencia extraordinaria de manera simple.
¡Este es el momento de DAR! ¿Estás listo?
Únete y sé parte de la fiesta desde donde estés.